EN LOS PAÍSES DE BUEN NIVEL LA GENTE, MÁS BIEN, JUZGA ACCIONES, PROYECTOS. EN OTROS, DOMINAN LOS APEGOS. ¿ARGENTINA DONDE ESTÁ?
-Todos podemos acertar o equivocarnos. Hasta los partidos pueden tener ideas deseables y de las otras. Claro que todo depende de quien lo mira. Quienes tienen más conocimiento, objetividad e interés pueden ver con mayor imparcialidad los detalles y las intenciones de lo que se hace o de lo que se dice.
-Uno puede ver con simpatía a un equipo de fútbol porque lo liga alguna relación profunda que conlleva cierta afectividad. El peligro es que en muchas personas esa simpatía se transforma en fanatismo. Esto puede transformarse en ceguera que impide ver la realidad y la objetividad.
La primer condición está más ligada a la marcha hacia la racionalidad que ha emprendido el ser humano. El apego emotivo, irracional, está más ligado a nuestro pasado animal. Viene del instinto de defender su especie o su grupo o su familia. La educación y el diálogo son los elementos que vienen en nuestro auxilio.
-Esta actitud irracional está muy instalada en la política de Argentina. Arrastra todo tipo de problemas que incluyen la violencia física, la mentira, la deformación de la realidad. Puede encontrarse en quienes detentan el poder o en su contraparte. En un partido o en otros. Más bien depende de los antecedentes de cada uno. Educación militante para combatirla.
La calidad de las ideas vine de su racionalidad y no del poder para convertirlas en hechos. No hay razón para que el ruido de los fanáticos supere a la racionalidad de los mansos. Cuando eso sucede, la democracia se cae, muchas buenas medidas no pueden expresarse, triunfa el fanatismo de los más poderosos en una diputa de fanáticos.