Dádivas, clientelismo, derechos, obligaciones
-Las dádivas de gobierno a los ciudadanos nunca fueron muy aplicadas ni siquiera cuando estaban dirigidas a los menores, en cuyo caso está justificada plenamente por la enorme importancia que tiene la desnutrición infantil.
-Muchas familias humildes, sin trabajo fijo, viven de recursos esporádicos, como changas, hacer algo y venderlo, muchas veces en ferias, como tortas u otras cosas, también de esas dádivas políticas y rebuseques diversos.
-Esa realidad dista mucho de ser buena, pues se propaga a los chicos que suelen ser muchos. También genera especulaciones por conseguir algún dinero al límite de lo legal o directamente ilegal. Podría ampliar.
-Creo que no conviene casi nunca dar dinero sin contrapartida. Es una forma fácil de clientelismo político, y de derivar dineros a los punteros. -Cuando se justifique, es necesario disponer de una organización especializada que analice caso por caso con detalle. Creo que eso no se hace por difícil y costoso.
-Un objetivo de buen gobierno, creo que debe ser dar trabajo y educación de buena calidad. Esto no es algo fácil. Por su importancia debiera ocupar casi todo el esfurzo social de los políticos, dejando de lado la pésima costumbre del clintelismo.
-Como desde hace muchos años el problema sigue igual, las malas lenguas afirman que existen políticos que especulan con una situación que la mantienen para obtener un electorado cautivo. La buena educación a todos es imperativo, y la práctica crientelística conspira en contra.
-Dar sin contrapartida es socialmente riesgoso, tanto como separar los derechos de las obligaciones. La ley debiera decir: “Todos tienen derecho a una vivienda digna, salvo que se nieguen a cumplir sus obligaciones”
No hay comentarios:
Publicar un comentario